nuestra historia

 

quienes somos 2Hacia los fondos, un jardín. Se podía salir de la casa por el fondo, pues parte del terreno comunicaba con la calle 3 de febrero.

El sótano abarca el subsuelo de toda la edificación. Originalmente se utilizó como despensa, bodega, área de objetos para reposición, depósito y un pequeño taller, tan útil, en aquellos tiempos en que todo se mantenía o arreglaba.

Entrando, nuevamente a la casa, al fondo del hall central, hacia la izquierda, una escalera importante construida con madera de cedro tallada, -tanto sus escalones, como balaustrada y posa mano-, conduce al primer piso. Mirando hacia el techo, un vitral rectangular con tres círculos de hierro, iluminan el ingreso al piso alto.

La planta alta estaba reservada para la intimidad, para el sosiego, para esa paz que se encuentra en el hogar.

Las puertas de cedro sin vidrios coincidían con las aberturas de la planta baja, un logro del arquitecto.

Dormitorios espaciosos, unos mirando hacia las barrancas, otros hacia los campos y quintas de Belgrano, hacia el oeste y el norte.

Llaman la atención, todavía, las mayólicas originales de los baños principales, uno muy blanco y otro de colores tenues, cómodos, espaciosos.

Acompañando a los dormitorios, pequeñas salas, acogedoras para un momento de descanso, meditación o distracción, como puede ser el pensar, conversar, soñar, leer o escuchar una buena música, que nunca faltó en el hogar de los Alvear.

Ya en la galería balcón del primer piso, al abrir una puerta, una escalera muy empinada invita a investigar. Ésta comunicaba con la sala de plancha y subiendo un piso más, se llega al tan ansiado mirador. Como afirma el ingeniero Gerónimo Martínez, "era una fijación de la gente de Belgrano tener un mirador para contemplar el río".

El mirador, muy blanco, posee un techo sostenido por columnas clásicas.Recuerda a un pequeño templete greco-romano. Desde allí se podía observar la costa, el río y en los días muy diáfanos, Colonia del Sacramento del Uruguay.